miércoles, diciembre 31, 2008

El año que se va

No he blogeado desde marzo.  Eso me deja una sensación extraña de nostalgia y de pesadez.  
Será que Transilvania en esta época tiene un sopor infeliz, no sé.  Yo en todo caso, siento un poco de nostalgia.  

Ahora bien, muchas cosas han pasado, pero no me acuerdo de muchas, muchas y pocas se fueron al cine.  Pocas compró canguil, muchas se fue al baño.  Juntos fueron al cine.  Juntos llevó el auto, pocas se quedó sin plata y muchas se perdió a la salida.  Juntos, pocas y muchas volvieron cagados de miedo.  Los tres sinónimos del séptimo arte.  Primos de algunos, un montón y la bola.  La bola amenaza a un mónton, pero algunos lo tranquiliza.  Típico.

En abril, estuve vendiendo acordeones en Manglaralto.  Qué experiencia.  Yo decía "vendo acordeoneeeeeeeeees" y me decían los vecinos: "métetelos por el culo!", "píntame un mono acordeonero hijo de puta!", "maricón de mierda no ves que soy protestante!".  Abril.

En Mayo me dediqué a hacer biografías.  Empecé con una señora que tenía amnesia de corto plazo y terminé con un libro de 180 páginas iguales.  Hasta que descubrió las pasas, y solo se acordaba de lo que pensaba el día anterior.  Siquiera me compró un acordeón.

En junio y julio, fui piloto de cazas bombarderos.  En agosto, también.  Tengo que reconocer que ese trimestre fue uno de los mejores de mi vida.  Fui piloto de cazas bombarderos y todas esas cosas, ya saben, lo típico.  Ah, y también me dediqué a hacer disfraces de Yoda con gummy bears.  Mega negocio.  Los gummy yodas, o los yummy godas, o los guyi momas.  Tiene muchas traducciones y a su vez se puede comer.  Glows in the dark y toda la onda de un koyi loda.

Septiembre descansé, me fui a la playa y me puse un Solarium.  Solarium Naftarium.  Naftirium.  Soliranirumafta fue el nombre final, pero diversiqué y terminé vendiendo fotos de volcanes desde dentro de cabinas de avión.  Fue una locura.  Saqué 4.

En octubre se me acabaron las ideas y volví a lo básico: contar luciérnagas en los parques.  Soy muy bueno en eso, además de que soy certificado de la ACLT (Asoc. de Contadores de Luciérnagas de Transilvania), miembro del comité permanente de festejos y además premiado durante 125 años con el laurel indispuesto, que no sé lo que es, pero parece que es bueno porque siempre que me lo ponían en la cabeza, me aplaudían.  Como con mi tía Kiltita.

El mes anterior estuve pensando en ideas para el blog, pero terminé sacando fotos de volcanes con webcams, y reinventé mi anterior negocio de fotos de aviones.  Y ahí me encontré con algunas de las monjitas que alquilábamos desde el inicio, hace 5 años.  Sorpresa, sorrentina, sorbete y soriasis, las 4 jinetes del ritmo, estaban dedicadas ahora a la tecnocumbia.  Quién diría que serían el primer club de fans de Gummy Yoda.

Y diciembre, ya se fue.  Ya se fue el 2008 y con él mis anhelos de días mejores, de días en los que llego primero empujando a las viejitas y alquilando monjas falsas en los aviones. Días de vender instrumentos celtas, de contar los pasajeros del metro y de vender acordeones en balnearios tropicales.  Se fue, el 2008, se fue.  Saludos a juntos, pocas y muchas. y a Yoda López.