sábado, marzo 25, 2006

Se dañó la tele, la puta madre. Bueno dicen que los mejores días de lluvia es mejor pasarlos afuera, por los rayos, dicen. Dicen que el amor llega, que los mejores cepillos de dientes son los que se pueden cambiar las cabecillas, que las mejores minas son las que se cambian de ideas, los mejores amigos se cambian de minas, las ideas son las que se cambian de amor, y los cepillos son los que arreglan las teles. Dicen cada huevada. El otro día me encontré una viejita que me decía "nunca me lo habían metido doblado", y yo le dije, nunca me dijiste que tenías ochenta y nueve años. Dicen que si tienes suerte, estás mal en el amor, que si estás mal en el amor, tienes ricas minas, si estás con sueño eres un perezoso y si estás con hambre, glotón. O marihuanero. Por la leona dicen. Otra huevada, que es mejor pájaro en mano, que ciento volando. Yo por mi parte me lavo el pájaro cuando se me canta el culo (ver post de hace 2 semanas) y si cien van volando, a mí me importa un carajo. Mi pájaro vuela limpito-conciencia-tranquila, no me jodas, agarre lo que pueda, que paren el mundo que me bajo.

Empiezo a pensar que me aburre la tele que me compré. Tal vez si es que tuviera algún otro dispositivo de diversión. Un guante tridimensional, un quincho para parrillas, una conexión a la cámara web de la curia o si funcionara. Creo que el tipo tenía razón cuando me dijo, si la quiere lavar, que no sea por dentro. Yo no les hago caso a los de la tienda. Metí mi manguera (se presta para dobles sentidos) por el agujero que le hice a la tele y claro salió un chorro que la dejó limpiecita. Eso sí, la dejé prendida para ver si la imagen se veía mejor. Dicen que se no se debe hacer eso. A mí, me chupa un huevo. Limpié la puta tele, y el vendedor se cagó de risa. Me follé a la hermana del vendedor. Even.

Leo un graffiti en la calle:
"Y regreso al planeador, al de los sueños. Por el que veía las cosas chiquitas como los espejos retrovisores pero al revés. Y engullo las nubes y tus palabras y tu aliento. Y veo las gotas de sudor que empapaban mi parabrisas invisible y me doy cuenta que te quiero tanto". Graffiteros estúpidos, pienso, y sigo caminando. Voy por donde siempre quise ir, por la vereda, por el puto camino de no regreso y apuro el ritmo cuando me doy cuenta que me siguen. Mi sombra, digo, o la mina a la que mucho tiempo atrás le dije que era Elvis-tec y se cagó de risa y se enamoró de mí. Porque tengo un gran paquete, me decía. Dicen que tengo un gran paquete. Qué mucho FedEx? les digo yo. Dicen cada huevada.

Hace 2 semanas mandé a comprar un spray para que no escriban más graffitis en las paredes del castillo. "Se vende, apúrate que soy virgen", "Fui a volver, si ven a mi novia, tírensela a mi nombre, igual es rica, buena onda y puta", "Si eres tan macho, muéstrame el bizcocho", "Gerardina te amo", "Por ahí no" y otros memorables que con pena tuve que eliminar de mi cochera. Dicen que las paredes son para tenerlas limpias. Yo digo límpiate con suerte el culo y deja vivir al resto. Al final, no somos sino putas de nuestras propias intimidades. Nos vendemos al que nos conviene y sostenemos lo contrario hasta que nos muestran el chiquito. Que digo, no por ahí, ay! Recuerdos, recuerdos.

Dicen que el que mucho abarca, poco aprieta; que es mejor aprender de los errores de los otros y no cometerlos. Nada más rico que cometer un error con la abuelita de tu novia mientras ella está comprando un pollo para hacerte tu plato preferido. Nada mejor que cometer un error, un craso error, un error mayúsculo, como encontrar la clave secreta de una caja fuerte y descubrir, que todos, al final, estamos vivos.

Soy un fan de mi tele apagada. Ahora la amo. Camiseta, A-M-O- (corazón), y en la espalda M-I--T-E-L-E; y en las mangas A-P-A-G y en el cuello, -A-D-A. Amo, amo. Y la pecera a la mierda. Igual ya todos los pescaditos flotan. Y el spray de la pared para que no graffiteen ya me lo olvidé de nuevo. De nuevo la gran puta. Y la valienta de paso. Dicen que uno maldice nada más para dejar fluir un poco su maldad, de lo contrario nos volveríamos locos. Yo digo que maldigo cuando se me para el higo. Y hablo como me da la puta gana, si al final tantos dicen de todo; y todos saben y soban tanto. Amo que me soben el paquete, hablando de inflamaciones intravenosas, y amo que extiendan los peores pensamientos sobre las personas buenas, porque todos tenemos un submundo más o menos profundo, con raíces más o menos cuadradas. Cuál es tu signo, me preguntaron. Dicen que es de mala suerte, les dije. Y me dieron con un cuchillo en la nuca y me desperté, como tantas veces, desnudo en un callejón abandonado. Y como tantas veces fui a la comisaría y dije, No, esta vez no están inmiscuidas sus hermanas, oficial, ni la handycam ni las ovejas del frente; Tampoco el látigo, oficial, esta vez es verdad. Se me cagó de risa. Lo de las hermanas fue mentira, son más ricas que comer dulces cuando estás lleno. Que chupar cuando te duele el alma. A ratos lanzo mis dolores, mis angustias, y como un boomerang regresan. A ratos no. A ratos te extraño tanto que formo con mis frases tu nombre y te mando mensajes subliminales que se quedan en el olvido. Otros ratos no. Te odio otros ratos, porque sacas lo mejor y peor de mí. Y porque te veo, y porque me encuentro en vos, y porque sé que al borde de la cornisa, casi a punto de caer, no sientes miedo, sigues sonriendo....

Así es la vida, dicen; a veces se gana y otras se pierde; a veces está con virus tu PC y otras veces tu vida no es más que un problema insoluble; una anti-vitamina. Yo esos momentos pienso y digo, que me chupen un huevo. Me jode que me etiqueten y que busquen mi felicidad; ya la encontré y la encuentro con cada palabra que estás leyendo; la encuentro cuando no encuentro tus besos y cuando me doy cuenta de que soy capaz de ello; la encuentro cuando me despierto y me cago de frío porque no estás; cuando tiro un hámster al blanco; cuando me follo un pekinés. Soy un vampiro feliz, y si alguien me jode, la gran puta lo mando a freir monos con salsa de soya. Por el colesterol. Feliz, como volver a casa, como frutillas con crema o un concierto; feliz como tu canción preferida con tu persona preferida, feliz como tu sonrisa impregnada en un papel; como una foto en la que me decías que me querías ver lejos, que te deje de perseguir, porque de lo contrario llamarías a la policía; como tu letra en la carta de divorcio o cuando me quitaste la custodia de Tolstoi, nuestro salchicha-asesino. Feliz como cuando íbamos a sentir la muerte cerca, o las campanadas de las doce. Feliz como extrañarte, ahora que estás tan cerca y tan lejos, en presencia y en ausencia, tus olores me invaden y yo con gripe.

"El mejor día es hoy, porque mañana a lo mejor no estoy". Ese lo dejo. Me inspira compasión. Al final los humanos son tan estúpidos. Fade out. Luces off. Tan tan final. Game over.

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