jueves, mayo 26, 2005

décontracté

A veces recuerdo cuando viajaba por placer, antes de los negocios. Cuando tenía las herencias de mis tíos Alquimio y Frederick (que ni era mi tío ni se llamaba Frederick..., se llamaba Jonathan Clyde Martinez III y estaba senil. Pero tenía mucha plata. Cuando lo conocí lo convencí que se llamaba Frederick Scrubinghub, Lord de Glenchestershire y que yo era su sobrino)

Esos viajes de placer eran distintos. Viajaba por Europa y Asia, conociendo el mundo, gastándome la plata de la herencia de absinthe y putas. Y heroína. Y compraba animalitos tiernos para matar y rellenar con algodón..., fue mi primera idea visionaria... claro que alguien después los hacía con tela o materiales sintéticos, ¡pero los míos fueron los primeros peluches!

Esos viajes eran de turismo. De esos que te hacen recorrer toda Europa en una semana. Llegue a odiar esos viajes... Pero aprendí mucho de la conducta humana, y eso me sirvió cuando compré mi último sombrero de piel de castor con la plata del tío Alquimio (que la verdad tampoco era mi tío, pero como su madre era medio putita y había tenido trece hijos, el viejo Alquimio tenía demasiados sobrinos. Así, cuando me mudé a su casa para follarme a sus 5 mucamas le dije que era su sobrino). Por ejemplo en uno de esos viajes, pasé por Siena, un pueblo medieval en Europa que por mantenerlo auténtico no han remodelado en unos 200 años. Tiene una torre alta con una vista de toda la ciudad. Por supuesto, uno de los locales, en un café, me dijo que debería visitarla, que la vista era maravillosa, que valía la pena y que solo eran 400 escalones.

Es verdad que yo tenía resaca (no de esas de después de una noche de farra, era una resaca constante de un mes y medio seguido de farra) pero por algún motivo 400 escalones no me parecieron tantos. Total, me animé y comencé a subir. Y a subir, y a subir, y a seguir subiendo por esos escalones de torre medieval: inexactos, con peldaños altos, estrecho, lleno de gente que subía y bajaba. Lo que me recuerda, veía la cara de los que bajaban, todos sudaban y se veían cansados. Y cuando me topaba con alemanes ere horrible. ¿Será que no conocen en jabón en Alemania? Finalmente pude ver un espacio abierto. Había llegado..., bueno, eso pensé. En realidad estaba a la mitad del camino, donde te cobraban la entrada. Así es, tras 200 escalones, sabiendo que faltaban 200 mas, te cobraban la entrada para seguir subiendo. Con esa mentalidad, Italia no va a tener problemas económicos nunca.

Y pensar que el todos los catálogos de la época te vendían viajes relajados. Décontracté, decían. Evidentemente, décontracté est merde.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pergdon pegro mi espanol no es mui güeno:

Interzante tuz viajes por mi Deutschland.... ahhhhchuuuu!!!! Perdón Gezuntheit, estornudé...

Yo vivo en Bavaria, es BARBARO Bavaria, mucha beer (zerveza???) Ig Bein ein Bavarian, comprendes?

Lo interezante de Bavaria zon suz mujerez. Todaz con grandes tetazein (zenos). Muy mandonaz.

Cuando vengas por Bavaria te invito cerveza, con pretzel, schnitzweild, gulash y un poco de nafta.

Salud