sábado, octubre 15, 2005

fuerzas

A los ciento 38 años volví al gimnasio. Estaba fuera de forma después de que esa tipa en la calle me dijo, si tienes tan chica tu huevada, méteme el brazo por lo menos y me lo estiró la muy arrecha tanto que se me rompió en 3 partes. Claro las recogí y como estaba tan borracho las armé al revés y me puse el codo en el homre, el antebrazo al final y los dedos en el medio. Como se imaginarán tenía una especie amorfa de extremidad con la que todos mis amigos me dejaban y me decían con un tono burlón "ahí viene el del dedo en el codo". Yo creí que era porque me hice un tatuaje en Nepal hace años que decía "yo soy el del dedo en el codo". Y bueno, claro ahí la cosa se complicó.

Bajaba entonces caminando al gym, como le dicen aquí, no se si por ahorrarse letras o si es porque siempre todos los que entran están borrachos o vienen de follarse algún animal de 4 patas que empiece con "ovej-". No sé. Al final las lanas en mi pelvis no me hacen bien.

Me sacan del estudio ahora. Para resumir, nunca me fui al puto gimnasio. Me duelen los dedos, el codo, las bolas y hasta el escroto. Qué sé yo. Los dolores siempre aparecen antes de tenerlos. Es la sensación dicen.

Wiz

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