Y cruzaba la siguiente esquina, ahí estaba Chicletz, el desdentado, "myumemm mimymym muuum" y yo le decía "aprende a hablar imbécil de mierda", y claro él se iba feliz de la vida. 14 veces se trató de suicidar. Tengo fotos de todas. La mejor cuando lo atropellaron en la maratón de Shanghai - eran como 128 millones de personas en un túnel persiguiendo a una moto que decía que tenía fotos del suicidio número 12 de Chicletz... qué días aquellos!
O cuando fui a la graduación de Rapiitruui, mi sobrino que se tragaba partes de pistas de autos, pistas de detective y hasta la torre de Pista. No se imaginan, lo divertido, no se imaginan. Se lo imaginan? No se lo imaginen! Se imaginan no imaginarse? Es inimaginable!! O no?
Yo creo sinceramente que, como decía un gran amigo hace mucho tiempo, correr es vivir. Y a mí las maratones me gustan, me gustan las fotos y los dientes me aturden, me gusta la playa y las empanadas de viento, me gustaba Kodak y Polaroid, los atardeceres en auto y los amaneceres en bote. Y ahora, ahora que me compré mi almanaque de 1975, creo que soy aún más feliz.
Al final, Rapiitruui buscaba radares debajo de su cama por 15 años, y yo vagaba por ahí, buscando pistas, rastros de las letras que nunca puse en mis óperas, las que compuse cuando fotografiaba suicidios.
Del diario vivir... wiz
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