viernes, agosto 05, 2005

aquellos pocos amigos

Son pocos mis amigos reales, principalmente porque yo vivo mas que todos ellos, o porque de alguna manera, inevitablemente, termino traicionándolos, robándoles los hamsters en cautiverio, follandome a sus novias (o a sus abuelas paraplejicas o a las novias de sus hermanas lesvianas o a las amantes de sus viejos, o el frasco de mayonesa Hellmann's..., ¿nunca han probado? deberían) y de alguna menera perdemos el contacto.

Pero quedan aquellos que siempre estan ahí. En mi caso estoy yo, que soy mi mejor amigo, la marihuana, que siempre me acompaña, el licor (causante y solución de todos mis problemas), mi mano izquierda (me peleé con mi mano derecha pq se me durmió la última vez que me pajeaba) Y también está un amigo anónimo, que me sigue por todas partes. Digo anónimo porque no sé su nombre, yo solo lo llamo Beci, que es corto de Imbécil, el nombre que le puse porque me empezó a seguir y yo le grité "deja de seguirme, Imbécil" y ahí quedó. Creo que no me entendió porque me ha seguido desde entonces. Al principio era fastidioso, pero luego su precensia se volvió conveniente, pues podía siempre hecharle la culpa cuando quemaba alguna iglesia y llegaba la policia. Especialmente aquella vez en Tijuana, cuando llegó la policía y yo estaba prendiéndole fuego al confesionario. Además tenía una mochila llena de anfetaminas y otras drogas psicotrópicas. Cuando escuché las sirenas, le pedí a Beci que agarrara los fósforos, lo tiré la mochila en la cara y corrí a disfrazarme de cura. Me metí en el confesionario y esperé que llegara la policía a "rescatarme" Seguro lo leyeron en los diarios. La historia del Padre Judas del Jesús (no se me ocurió otro nombre cuando me preguntaron) o "el cura del fuego"... bueno ese nombre lo puse yo, pero no importa, siempre quise ser personaje de lucha libre mexicano.

En fin, han pasado ocho años y volvió a aparecer Beci por Transilvania. Está un poco distinto, lleno de tatuajes, musculoso y con el culo ancheado. Pero aún me sigue. Incluso me tomó esta fotografía.



Yo soy el que está parado al lado del árbol. Claro, no pueden verme porque yo no salgo en fotografías (ni en reflejos de espejos) Eso me lleva a mi siguiente amigo, al otro miembro de mi entourage: El Brochas.

El Brochas tiene otro nombre, pero me pidió que no lo ponga, algo que ver con su reputación. La cosa es que es pintor. El me sigue y grafica imágenes mías. Me hace una a diario, antes de salir, para ver si está bien mi ropa o mi peinado.

En fin, tengo pocos amigos reales, pero estos dos son incondicionales. A Beci ya le empecé a tomar cariño, y El Brochas no tiene familia, soy su único amigo. A su familia y sus amigos los mataron, misteriosamente, una plaga de hamsters con rabia entrenados....

(insert evil laugh... fading.... screen goes black... credits)

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