domingo, enero 22, 2006

los sueños rosa

Me acerco impertinentement y te pido un cigarro. Que nó me dices, que tal vez más tarde, el siguiente año. Yo te digo, no cagues, si estoy empezando a fumar. El humo no te tapa la mente boludo, y aparece el desgraciado, el puto culiado con sus minuteros recargados y te dice lo que quieres oir, y aparezco yo y te digo justamente lo que no quieres.

Abrazo las ruedas del avión en el despegue y me colo como un polizón. Amargo el sabor del chocolate a las 7 horas, no sé dónde estoy? - en el Atlántico, Madrid? Veo las estroboscópicas y recuerdo ese boliche, sí, ese de las cenas de despedida. Aumenta el descontrol y agarro lo primero que encuentro, un cenicero, un micrófono, una cámara de filmación, siete pirañas y un chivo perdido; todos listos para que los agarre, preparados como un menú donde yo me pueda sentir bien.

Y me das un portazo, una bofetada, grito con la mente en blanco, pensando en qué te voy a decir sin conciencia de que me alejo, de que viene volando un enemigo. Y paso por tí y te digo, te lo digo todo, que nací para vos, que eres lo más lindo que hay, que tengo ganas de tu hermana, que tengo ganas de romperte el lomo porque eres más rica que la hermana de mi primo que es recolector de boletos en el Metro, que tienes los ojos en su lugar, la nariz sin pelotas y las piernas hasta el piso, que eres tan completa que eres casi humana y que busco fallas nada más para probar que me equivoqué. Eres tan linda que me abrumas, me rompes, te me escapas como un boomerang. Pero vuelves.

"Señores pasajeros". Llegué a Lisboa. Qué mierda hago yo aquí? Seguro me agarran como maleta dañada y retorno a mi país querido, retorno como héroe, filósofo, profesor, atleta.

Y subo los muros, y cruzo las alpinas playas del mar invisible. Donde hay nieve. Qué es´?
Tal vez las paredes tienen llaves. llaves del muro invisible, sí lo hay los jueves.

Tan tan. Quiero mi piano.

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